#18#

—Tengo que decir que no me sorprende esto. —Dijo Bella analizando los altaneros gestos de la chica que estaba sentada en frente de ella. Una chica castaña, con unos enormes e inquietos ojos azules, la miraba por encima del hombro, algo le resultaba extraño en ella, como si tuviera conversaciones mentales.

—Yo siempre he sido consciente de la vida de Charlie, mi madre me tenía al tanto de lo mujeriego que era, desde luego que no, coincido contigo que no es ninguna sorpresa. —Dijo con un tono de voz un tanto desagradable y sobreactuado.

—Pero tú sabías de mi existencia…—Le dejó caer.

—Si desde que Charlie murió, entiéndeme, sabía que era muy golfo, pero de que tenía más hijos por ahí… —Hizo un gesto despectivo. —No a ciencia cierta, hasta que mi madre se enteró por una amiga que había estado aquí de vacaciones.

—No sé por qué, pero me parece que no vienes a recuperar una hermana perdida. —Bella estaba sintiéndose incómoda con ella, y quería llegar al quid de la cuestión cuanto antes.

—No exactamente…—Dijo desviando su vista y haciendo un extraño gesto como si algo le oliera mal.

—Entonces…exactamente ¿a qué vienes?, porque yo he tenido que dejar de trabajar para atenderte, se suponía algo ¿urgente? —El cinismo se filtró en su voz.

—Has dejado lo que tuvieras que hacer…—Le sonrió soberbia. — Debes de temer por algo.

—Al lío Susan. —Su voz fue dura, no se iba a amilanar ante aquella chica.

—Ambas somos hijas de Charlie Swan, y esto—abarcó con sus brazos el aire. —Era suyo. —Bella levantó las cejas. —Por lo tanto me pertenece a mí, tanto como a ti…

Bella tomó aire, estaba claro que esa chica no había sido bien asesorada, pero ella no tenía la culpa de que se fuera a dar de bruces contra todo su plan, y además, le estaba irritando demasiado, y por momentos confundiendo.

—Tú lo has dicho: ERA. —Le sonrió e hizo un movimiento con la cabeza haciéndole ver que estaba cometiendo una estupidez.

—Me corresponde una parte, traigo las pruebas de paternidad a las que mi madre le hizo someterse cuando yo tenía tres años. —Bella parpadeó varias veces ante la voz histérica de la chica.

—Relájate Susan, en serio, no hay por qué hacer un escándalo de todo esto. ¿Alguien te habló de que Charlie tenía un testamento? —Trató de serenarse, en el fondo sintió lástima. Un gesto de sorpresa se instauró en su cara.

—¿Testamento?—Por un momento la duda quedó amarrada a su mente, pero se compuso con rapidez. —…Me da igual, yo traigo pruebas de…—Empezó a gritar de nuevo y Bella se levantó del sitio haciéndole callar.

—No te preocupes, puedes seguir alojada aquí, llamaré a mi abogado y zanjaremos esto cuanto antes.

Susan se quedó en el sitió siseando algo inteligible mientras Bella salía disparada a su despacho, dispuesta a llamar a Garret, el abogado que le ayudó con todo el tema de la herencia y que tenía a su servicio desde entonces. Antes de decir nada más delante de ella prefería poner a Garret en antecedentes, no fuera que Susan trajera algún as en la manga y esto se fuera de sus manos. Había trabajado duro en ese lugar para que ahora llegar esta oportunista a arrebatarle lo que era suyo.

—Tiene una pinta de zorrilla remilgada…—Rose le miró con desdén desde la barra del bar, Susan estaba sentada en una de las mesas de la terraza. — ¿Qué te ha dicho Garret?

—Que no me preocupe, hay un testamento claro, su prueba de paternidad no tiene nada que hacer.

—Pringada…nos ha jodido la semana de turismo. —Rose hizo un mohín.

—Lo sé. —Y la mente de Bella voló a los brazos de Edward, pensando en lo que estaría haciendo.

No podía descartar que ya tuviera una chica por ahí, lo que había pasado entre ellos no era nada. Ni siquiera sabía por qué seguía pensando en él de esa manera, sí, sí que lo sabía, se había enamorado sin permiso de ella misma de ese fotógrafo, pero sorprendentemente no sentía ni un ápice de tristeza, al contrario se sentía renovada, fuerte, realista ante la situación que ambos habían llevado a cabo. De todas formas ¿Quién sale indemne de un enamoramiento con él después de pasar unos días tan intensos?

—¿Cómo has quedado con Edward?

—Como… ¿nada?—Dijo asumiendo la realidad del tema.

—No te creo, venga, si se os ve venir a la legua. — Bella pensó que se le veía venir a ella en todo caso. Se concentró en obviarlo y prosiguió.

—¿Y tú con Emmet?, os veréis en Nueva York…—Quería cambiar de tema a toda costa.

—Vendrá cuando termine de visitar los lugares que indicaste, y solo pido al universo que lo haga antes de lo que piensa, no aguanto más sin verle. — Rose miraba al techo del bar rogando y Bella sonrió ante los exagerados gestos de su amiga.

—Madre mía Rose… ¿es el sexo con él lo que te tiene así?

—Es posible, pero también que me encanta que ese osote se ponga tierno conmigo, un tipo tan grande, me derrite cuando me mira a los ojos, y cuando me besa… ¿te he dicho que es bestial en la cama?…si seguro que te lo he dicho. —Se relamió. —¡¡Quiero verle!!—Dijo de manera histriónica.

—Deberías haberte quedado con ellos, ya ves la chorrada que era lo de esta tipa. —Bella volvió la vista hacia Susan.

—Tenía que estar contigo, nunca se  sabe lo que una arpía que viene de esta guisa es capaz.

—De nada legal Rose…

—Si no hablo de legalidades Bells, que se le ve muy destalentada…

—Nuevo palabro…—Bella se rió.

—No tan nuevo.

—Chicas chicas. —Alice apareció detrás de ellas. —Me moría por veros pero…

—Ya Alice, ya sabemos lo que es posible que haya pasado. —Las tres rieron.

—No seáis malpensadas, he estado conectada, ya sabéis cuestiones de trabajo. Por cierto ¿Edward se pasará por aquí antes de irse?—Alice miró directamente a Bella, y a esta le desconcertó, ¿acaso sabía algo? Si acababan de encontrársela.

—Nnnn…no…no lo sé.

—Es posible pero no seguro, Emmet vendrá. —Contesto Rose mirando a Bella y alzando una ceja.

—Bien, tengo que hablar con él sobre algo…le llamaré de todas formas… —Alice quedó pensativa, estaba pletórica.

—¿Y qué tal por aquí? ¿Disfrutando de tus vacaciones?—Le preguntó Bella.

—Encantada_de_la_vida—Dijo poniendo su mano izquierda sobre la barra del bar y dejando ver un anillo en su dedo anular. Nada ostentoso, pero con la marca de Jasper, era un trisquel labrado en un anillo de plata.

—¿Eso es lo que parece ser?—Rose abrió los ojos como platos, y Bella no pudo dejar de sonreír.

—Es un trisquel, el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu…y para Jasper soy su equilibrio perfecto. —Los ojos de Alice titilaban.

—¡Felicidades!—Bella se levantó del taburete y le abrazó.

—¿Pero me quieres decir que esto es un anillo de compromiso?—Rose no salía de su asombro, no era lo que ella tenía en mente cuando pensaba en un anillo para eso.

—De compromiso y mucho más, es una declaración en toda la regla, solo el anillo en si lo dice todo Rose. —Alice seguía mirando su anillo soñadora.

—Está bien  Alice, eres una fashion patológica y me estás contando esto de los equilibrios…esto es muy fuerte… ¿os vais a casar? ¿O con que la energía fluya y os reequilibre tenéis suficiente?—Rose todavía no entendía bien lo que estaba pasando. —Mira que estas cosas de los místicos a mi me superan….

—Y eso que te estabas haciendo casi yóguica. —Bella rodó los ojos.

—En el fondo prefiero el gimnasio Bells.

—Sí, nos vamos a casar.

—Así…solo después de semana y media…como quien dice. Si es que esta isla no se qué da, primero Bella, en un mes pretendía unirse a ese retrasado—La miró para evaluar los daños por su recordatorio, y esta respondió encogiéndose de hombros y sin asomar un ápice de dolor a sus ojos. —Que vale que era una boda no válida a efectos legales, pero era una unión al fin y al cabo. Ahora tú. —Apuntó Rose pasmada.

—No necesitamos más, estamos hechos el uno para el otro. — Alice seguía sonriendo y con los ojos chispeantes.

—Y…ya sabéis cómo vais a vivir…me refiero…Jasper aquí, tu trabajo…—Rose negaba sin entender.

—Está solucionado, y…—miró a Bella de soslayo—creo que Jazz hablará contigo.

Bella tuvo que tragar seco, de repente pensó que Jazz se iría del hotel, claro, tenía derecho a hacer su vida, y Bella, a pesar de contar con Vasu, empezó a sentirse sola. Su cara era un poema y Alice se asustó.

—¡¡No!!—La chica menuda gritó y Bella salió de su ensimismamiento. —No nos vamos a ir…—susurró. —Pero primero tendrá que hablar Jazz contigo. –La cara de Alice se coloreó de inmediato.

—Oh…—Bella sonrió. —Bien… soy tan obvia… ¿verdad?

—Sí. —Dijo Rose. —Es como si de repente te hubieran absorbido la vida por el trasero, hasta me ha parecido ver que decrecías y todo.

Soltaron una carcajada y varias personas en el bar se volvieron a mirarlas, se relajaron.

—Entonces, esperaré a que Jazz me diga. —le guiñó un ojo a la pequeña chica que estaba pletórica.

—Vaya, entonces boda… ¿y dónde?—Preguntó Rose frotándose las manos.

—Todavía está por ver, este sitio es ideal, pero…no sé, traer a la gente hasta aquí es una locura…Los Hamptons, en casa de mis padres…

—¿Cómo está mi preciosa prometida?—Jasper llegó a donde estaban las chicas y rodeó a Alice por la cintura besándole en el cuello.

—Ya lo saben. —Dijo sonriente.

—Ya suponía. —Sonrió Jasper. — ¿Y bien?, ¿qué os parece?

—Precipitado…—Bella dio un codazo a Rose en el brazo.

—Perfecto, si vosotros estáis en ese plan, a mí me parece genial. En el tiempo que te conozco nunca te había visto así, y me consta que esta chica merece la pena. —Bella y Jasper se miraron con complicidad.

—Nunca pensé que encontraría a mi compañera de vida y mira por donde, aparece por aquí de buenas a primeras para empezar a pertenecernos.

—Pero que lindo eres amor…—Le susurró Alice besándole la mejilla.

—¿Qué tal con Susan…—No se atrevió a decir el apellido.

—Downey…—Completó Bella. —Charlie nunca le dio el apellido. Ha venidocon muchas tonterías en la cabeza. —Bella estaba asqueada con el tema.

—Mientras solo sean tonterías. —Jazz hizo un gesto al camarero para que le sirvieran una cerveza.

—Sí, pretende quedarse con parte de esto aportando una prueba de paternidad. Pero en cuanto venga Garret y le deje las cosas claras, hablándole en términos que le acojonen bastante, se irá. De momento seguirá alojada aquí, y yo que soy estupenda…

—Y tonta…—Apuntó Rose.

—Sí, y tonta. —Dijo quedamente. —Le regalo el alojamiento, al fin y al cabo es hija de mi padre.

—Y una estúpida. —Rose volvió a pensar en Emmet y los días que habían pasado, también en cómo Bella estaba con Edward, miró otra vez a la chica que parecía distraída mirando la playa.

—Que afilada tienes la lengua hoy Rose…—Le dijo Alice.

—Si es que estaba viviendo un tórrido romance con Emmet. —Dijo Bella antes de beber un trago de su cerveza.

—¡¡No me lo puedo creer!!—Alice saltó de su silla haciendo que peligrara su equilibrio.

—Si…—Dijo Rose ladina, mirando de soslayo a Bella. —Pero no soy la única. —Bella sintió cómo le subían los colores a la cara.

—¡Madre mía!, tenemos mucho que hablar…—Alice casi se relamió como un gato mirando a ambas chicas. —Pero quizá en otro momento. —Y dicho esto miró a Jasper.

—Sé cuando sobro…aunque, no me iba a asustar. —Hizo el gesto de levantarse pero Bella le sujetó por el brazo.

—Podemos hablarlo en otro momento. — No le apetecía rememorar los momentos con Edward en voz alta en ese momento, y mucho menos que intuyeran algo que ella no quería sacar a la luz.

—Mañana comeremos juntas. —Afirmó Alice.

—Bueno yo…—Bella comenzó a pensar en algo para librarse.

—Se supone que tú estás trabajando fuera, por lo que estos días están cubiertos sin necesidad de que estés presente en la gestión. —Jasper sonrió mientras le miraba.

—Traidor. —Le susurró Bella.

—Vamos, te vendrá bien sacar algún sentimiento y sensación fuera de esa coraza que llevas curtiéndote desde hace seis meses.

Las chicas sonrieron y Bella afirmó varias veces levantando las cejas, dándose por vencida.

—Mañana comemos jun…

De repente Bella quedó paralizada con los ojos al frente, en la entrada, de pies, mirando hacia todos los lados, con gesto cansado, pero tan interesante y apuesto como ella recordaba, estaba James. Sus ojos se encontraron y lo único que Bella sintió con la fuerza de su mirada fue ahogo, ira, y su mandíbula apretarse con tanta fuerza, que su gesto se volvió fiero a ojos de los demás.

Emmet y Edward estaban tirados en la arena rodeados de botellines de cerveza vacíos. El sol hacía un rato que ya no estaba y ambos se sentían ebrios.

—Así que vas a ir hasta allí…—Ed dejó caer otra vez el tema aparentando poco interés.

—Si tío, se lo he prometido a Rose, además, me pueden las ganas de verla, ni siquiera sé por qué tengo que esperar dos días para hacerlo, creo que hay suficiente material para el reportaje. — Dio el último trago a una cerveza que le resultó demasiado caliente, pero ya apenas le importaba. — ¿Y tú?, te vienes o te vas a ir a Nueva York directamente.

—No sé. — No había parado de pensar en Bella desde su marcha, y mientras durante las noches apenas dormía rememorando su cuerpo y añorando fuertemente su piel, el día se convertía en un pensar continuamente en su risa, en sus piques, en su mirada, y sobre todo, en su forma natural de estar, con esa luz propia. La lucha interna entre su mente y corazón le estaba dejando exhausto, por un momento solo quería dejarse llevar. — Creo que me iré contigo. —Dijo dudando. —Así el viaje de vuelta lo haremos juntos, son muchas horas. —Se justificó y eso le calmó la mente, de forma momentánea.

—Ya…— Dejó el botellín desganado junto a los otros y este tintineó— no sé en qué momento empezaste a ocultar las cosas tío. Puede que haya estado demasiado pendiente de Rose, y no me haya dado cuenta antes, pero te conozco, y soy tu amigo. —Le dijo mirando al frente, la enorme luna hacía que el mar resplandeciera.

—No sé de qué me hablas. —Empezó a sentirse incómodo.

—Bella. —Dijo directo. —No me voy a andar por las ramas, porque suficientemente espeso estás tú para hablar, como para andar dando vueltas hasta llegar a esto. –Dijo en un tono casi molesto. —No fue sexo sin más, no fue una chica cualquiera. No lo fue desde el momento en que te fijaste en ella, y ni te cuento si ya nos metemos en que no has parado de tener y desear sexo con ella en todas las horas posibles que has podido, algo que Edward Cullen no hacía con ninguna chica, y no por nada en especial, si no porque dejaban de tener interés para ti. — Hablaba como exponiendo un tema ante una clase repleta, con solemnidad. — Solo espero que no te estés mintiendo a ti mismo. —Edward solo levanto una ceja y le miró. —Venga ya tío, estuve mirando las fotos de la memoria, para orientarme un poco, ya sabes Rose y su…todo me han tenido en otra dimensión. —Edward asintió sonriendo, y Emmet hacía gestos con las manos y a la cabeza. — Hay casi más fotos de Bella que de la isla…y no me refiero a las que le hiciste después de que os acostarais. Hay fotos de todos los días. Y con todos me refiero a todos, desde minuto cero en Pemba.

—Pillado. —Admitió Edward, estiró la pulsera de abalorios y le vino a la mente su risa.

—Que sorpresa, no pensaba que iba a ser tan sencillo.

—Has expuesto pruebas, y es cierto, no es una más. —Sonrió y le miró muy seguro de lo que decía, liberado incluso de hablarlo y contarlo en alto.

—Piénsalo, quizá sea hora de que nos planteemos dejar la vida de golfos sin compromiso. —Emmet estaba convencido de que él por lo menos lo iba a intentar.

—Nuestra vida es incompatible para plantearnos nada, sin contar con que ella no quiere ninguna relación. —Pensó en su despedida. —Rose y tu por lo menos vivís en Nueva York.

—Cógete vacaciones y prueba a estar con ella, a conoceros lejos de las peleas estúpidas de estos días. Cuando admitisteis vuestra atracción daba gusto veros. —Edward se sonrió al pensar en lo cómodo que se había sentido con ella cuando aparentaban normalidad y no peleaban. Era como si sus pieles se pertenecieran, y esa sensación tan visceral no la había tenido nunca.

—No se Emmet, fuimos claros y lo nuestro fue solo…

—Lo nuestro fue solo, lo nuestro fue solo…—Emmet imitó a Edward con tono burlón. — Lo vuestro fue mucho más que una aventura y ambos os empeñasteis en disfrazarlo de farsa, quien sabe si ella no pensaba de otra manera, como te pasa a ti. No había más que veros. Y si en algún momento Irina está pesando en tu mente, descártalo ya. Afróntalo Ed, y haz algo, porque esto no se resuelve solo, son muchos kilómetros de distancia para encontraros por casualidad, en un par de meses, en una cafetería.

#19#

Deja un comentario