El mundo de Los Sueños…. El de los míos, más bien.

Así es la cosa, mis correrías nocturnas son un estrés, y no porque me pase las horas de las madrugadas de bar en bar o de concierto a after y tiro porque me toca, no. Soy de esas tipas que trabajan entre semana y tienen una hija de dos años, además de un marido, así que no, no trasnocho, pero me la paso de acá para allá con un estrés que parece que tenga dos vidas paralelas, o puestos a contar en serio: tres.

Este tema surge cuando me levanto y a veces, cuando la ocasión lo amerita, cuento mi sueño a mis amigas por guasap… Surgen otros sueños y las risas o interpretaciones están ahí, a golpe de teclado.

Con lo de las interpretaciones me muero de la risa, porque por momentos parecemos seres mágicos, dadores de vida, oráculos de Matrix, o asesinos oníricos. Me refiero a:

“He soñado que fulanito moría”: “Tranquilo, le estás alargando la vida”.

“He soñado con toros”: “Te tocará la lotería”.

“He soñado con que se me caían los dientes”: “Alguien va a moriiiiir —con soniquete incluido”.

Vamos que aquí el que no se consuela es porque no quiere.

Entonces yo me planteo encasillar mi sueño y me pongo a sacar los detalles del mismo, el de esta noche, por ejemplo:

—Stephen Amell, estás, y es normal, me he pasado dos semanas fantaseando contigo en una boda virtual a la que estábamos invitados y no solo en mi mente, sino que lo he plasmado en palabras y unas cuantas locas han apoyado esa realidad virtual, con la suya paralela, y esto podría ser un sueño ya por todo lo enrevesado del asunto, pero no, esto ha sido la justificación de que Steph —lo llamo así cariñosamente, o guapazo, porque tenemos mucha confianza—, esté en él.

—Otro tipo al que ni siquiera le he puesto cara. Eso está bien, porque si hay que conocer a todo el mundo esto resulta más un momento de socializar que un sueño.

—Dos mujeres, una de ellas científica, ¿por qué lo sé?, pues porque ella es la que arregla una maquina o lo intenta, veréis que lo entenderéis en cuanto os lo cuente… o no.

—Una máquina sexual, y esto no es un/a tío/a, esto es una máquina estilo platillo volante de feria en el que caben 4 personas sentadas con una tapa superior para cerrarla una vez estás dentro.

—Una medicina radioactiva o algo así, sexual también…

En mi sueño de esta noche el sexo es el objetivo, porque es necesario procrear, algo ha pasado que necesitamos niños… —lo de las sociedades distópicas en mis sueños se suceden a menudo, así que ni me asusto—, y los medios son los mencionados arriba.

Allá voy y esto no es apto para mentes sensibles, lo cual indica que la mía no lo es.

En una especie de laboratorio tétrico estamos todos los mencionados, yo también pero como casi siempre soy una especie de ente omnipresente que toma forma de unos y de otros…o no. Una de las mujeres, la que no es científica, se toma/inyecta la medicina—esto no lo sé muy bien, pero el caso es que la tiene dentro del cuerpo—, y espera a que los chicos y la chica entren en la máquina, mi Stephen también —pobrete que cosas le hago—, y entran, la activan y salen todos con cara de no saber qué hacer y mirando a la mujer de la medicina. Yo sé que deberían follar (y esto hace que parezca que me he metido a directora de una peli porno de lo más chunga, pero ¿qué queréis? mi mente es así, quizá es lo que me está diciendo) y cuando el tipo sin rostro se acerca a la mujer medicada ella le dice: “¡Es que solo quiero que me acaricien! ¡Necesito mimos!”, vamos, que no va  a haber sexo, y ahí entra la científica, que va a mirar la conexión de los cables del platillo volante a la corriente, supongo que por si acaso se ha roto el condensador de fluzo o se han invertido los polos…

De ahí pasamos a un desfile de gente vestida de flamenca que va a un concurso donde hay que llevar algo en la cabeza, de colores… pero esto ya no tiene nada que ver porque la gente del laboratorio desaparece, como si el resto sí… ¿con qué? Pues ni zorra idea.

El caso es que una vez que tengo esto en mi realidad, es decir, detalles y demás, me pregunto qué clase de sueño es el mío. ¿Es poderoso? ¿Como los que he explicado arriba? ¿O en realidad es una criba de traumas para que mi cerebro pueda seguir viviendo en paz?

Probablemente si Freud me lo analizara diría que quiero tener una polla, pero bueno… tampoco vamos a creernos todo a pies juntillas…

No me crea ningún complejo, en la siesta soñé que íbamos dos amigas a casa de otra, que esta jugaba a los bolos con copas de cristal enormes, como si fueran bolas en el pasillo de su casa, y tampoco puedo plantearme si el trauma de fondo es que soy horrible tratando la cristalería que me regalaron en la boda…